Si hablamos de microbiota, tenemos que hablar de probióticos y, por tanto, de yogur.
El origen del yogur se remonta a más de 4.000 años de antigüedad en Turquía, aunque otro país cercano también se atribuye su origen: Bulgaria. Dicho país, ahora en la Unión Europea, también formó parte de otra unión política diferente.
Curiosamente, el mismo año de la disolución de esa unión política es el año de la publicación del primer ensayo clínico internacional de la efectividad de Activia en el tránsito digestivo.
El yogur, uno de los alimentos probióticos más conocidos, tiene un origen disputado entre Turquía y Bulgaria. Ambos países afirman haber sido los pioneros en su desarrollo y popularización.
Específicamente, Bulgaria fue parte integral de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) hasta su disolución en 1991.
Ese mismo año, N. Berrada publicó el primer ensayo clínico internacional que proporciona evidencia científica sobre cómo las bacterias probióticas de Activia pueden sobrevivir al entorno ácido del estómago y llegar vivas al intestino, donde pueden conferir beneficios para la salud del huésped.
Por lo tanto, el año 1991 es significativo tanto histórica como científicamente, marcando un punto de inflexión en la investigación de alimentos funcionales.
[RESPUESTA CORRECTA: en el año 1991]
Berrada N, Lemeland J.F, Laroche G, Thouvenot P, Piaia M. Bifidobacterium from fermented milks: Survival during gastric transit. Journal of Dairy Science, 1991; 74:409-413.