Los primeros resultados publicados del proyecto FLUYE evidencian una experiencia muy positiva sobre el impacto que está teniendo esta iniciativa de educación, formación, concienciación e impulso de hábitos saludables entre los escolares.
El proyecto FLUYE, una innovadora iniciativa educativa dirigida a niños y niñas de 3 a 12 años, parte del ambicioso objetivo de promover hábitos saludables en el entorno escolar mediante la educación nutricional, la actividad física y el apoyo emocional, involucrando a escolares, sus familias y a profesores. Las aulas se convierten en lugares en los que los niños y las niñas reciben consejos que les pueden ayudar a mejorar su salud y evitar así problemas futuros, transmitiéndose hábitos saludables.
Todo ello con la intención de hacer frente a un problema crítico de salud pública: la obesidad infantil, además, de mejorar el bienestar emocional de los niños y las niñas. Se abre el foco de atención, yendo más allá de la mejora del estado físico, para abordar la salud infantil de una forma holística e integral, desde todos los ángulos necesarios
La iniciativa surge bajo el compromiso de Danone y Alimentando el Cambio en colaboración de Fundación Trilema, Edelvives, Ashoka, SEEDO y el Ministerio de Educación y Formación Profesional.
El aval de la evidencia
Y los primeros resultados de esta iniciativa así lo atestiguan. Recientemente, FLUYE ha podido objetivar su positivo impacto en las aulas, ayudando a mejorar la nutrición y la salud física, así como el estado emocional de los niños y las niñas. En septiembre de 2024, se ha publicado un estudio desarrollado por el grupo de investigación GENUD (Crecimiento, Ejercicio, Nutrición y Desarrollo) de la Universidad de Zaragoza que analiza en detalle cómo esta iniciativa ha influido en el estilo de vida de los estudiantes que participaron en el programa “Alimentando el Cambio” 1.
El estudio involucró a 552 alumnos (48% niñas) de entre 3 y 12 años, y se llevó a cabo en dos fases: los datos iniciales se recogieron entre enero y marzo de 2020, y el seguimiento se realizó en octubre de 2021. Las familias o tutores completaron cuestionarios sobre varios aspectos, como la actividad física, el
tiempo frente a las pantallas, la calidad del sueño, el consumo de refrescos, la adherencia a la dieta mediterránea, el bienestar emocional, la autoestima y las características sociodemográficas de los niños y las niñas.
Se tomaron en cuenta medidas antropométricas, como el índice de masa corporal (IMC) y el peso corporal para clasificar a los niños y las niñas. De acuerdo con los datos recogidos del IMC, el 75,7% de los participantes tenían un peso normal, mientras que 24,3% presentaban sobrepeso u obesidad.
Más agua, menos bebidas azucaradas
Uno de los alimentos de consumo frecuente en la población infantil, entre otros componentes potencialmente nocivos, son las bebidas azucaradas. Esto contrasta con las evidencias que confirman el beneficio para la salud que supone consumir agua de manera regular y abundante, evitando de esta manera consumir bebidas con alto contenido de azúcar, como refrescos y algunos zumos.
Atendiendo a esta realidad, el estudio recientemente publicado1, tras analizar el consumo de refrescos en los niños y las niñas antes y después de la intervención con el programa FLUYE, concluye que los participantes habían aumentado su consumo de agua, reduciendo notablemente el consumo de bebidas azucaradas. Este buen resultado, fruto de la enseñanza en las aulas, se observó tanto en los niños y las niñas con peso normal como en el grupo que registraba sobrepeso u obesidad.
Mayor adhesión a la dieta mediterránea
También se ha documentado un positivo cambio en la dieta de los niños y las niñas que han sido educados con las diferentes herramientas que proporciona el proyecto FLUYE. La dieta mediterránea es considerada una de las más saludables, según la Organización Mundial de la Salud, ya que puede ayudar a estabilizar los niveles de azúcar en sangre, además de propiciar la disminución del colesterol y los triglicéridos. Todo esto conduce a que aquellas personas que siguen esta dieta rica en alimentos frescos y variados presenten un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas. Es por eso que FLUYE incluye como objetivo tratar de transmitir a los más pequeños las ventajas que aporta una dieta mediterránea.
Los resultados del estudio publicado en la revista ‘Children’1 confirman que la adherencia a la dieta mediterránea aumentó en el grupo de niños y niñas con sobrepeso. En concreto, se observa una diferencia estadísticamente significativa en los patrones de adherencia entre los grupos de peso normal y sobrepeso/obesidad. Entre los participantes inicialmente categorizados como de adherencia baja/media a la dieta mediterránea, el 49,5% en el grupo de peso normal y el 50,4% en el grupo de sobrepeso/obesidad mantuvieron este nivel de adherencia a lo largo del tiempo. Por el contrario, aquellos que pasaron de una adherencia baja/media a una adecuada fueron significativamente más numerosos en el grupo de sobrepeso/obesidad en comparación con el grupo de peso normal (16,7% frente a 19,4%), lo que sugiere que el programa tiene un impacto positivo en la adopción de hábitos alimenticios más saludables, especialmente en los niños y las niñas en riesgo (con sobrepeso u obesidad).
Mejoría del estado emocional
Otro aspecto importante es el bienestar emocional de los más jóvenes, ya que cada vez son más los diagnosticados con diferentes problemas de salud mental. Algunas de las alteraciones de la salud mental que pueden comenzar en la niñez son los trastornos de ansiedad, la depresión y los trastornos de la alimentación. Es por eso que resulta fundamental evaluar los beneficios emocionales asociados al proyecto FLUYE.
Una vez concluida la intervención, según se demuestra en el estudio1, los participantes experimentaron mejoras significativas en su bienestar emocional y autoestima. Los autores de la investigación reportan un aumento en los sentimientos de orgullo y positividad tras la intervención. En concreto, el 91,8% de los niños y las niñas con peso normal informaron que se reían y se divertían después del programa, en comparación con el 89,4% de los niños y las niñas con sobrepeso/obesidad. La mayoría de los participantes mostraron mejoras o se mantuvieron estables en el bienestar emocional, y la autoestima aumentó significativamente en ambos grupos.
Lecciones para el futuro
En conclusión, el proyecto FLUYE, que utiliza el entorno escolar como plataforma para enseñar nutrición, hidratación, ejercicio físico, descanso, higiene y equilibrio emocional, ha demostrado ser efectivo en la mejora de varios aspectos del estilo de vida de los niños, especialmente en lo que respecta a sus hábitos alimenticios (mayor consumo de agua y menor consumo de bebidas azucaradas, mayor adherencia a la dieta mediterránea, entre otros) y su bienestar emocional (más autoestima).
Estos resultados refuerzan la importancia y el impacto positivo de las intervenciones escolares para fomentar una vida más saludable entre los más jóvenes, erigiéndose como una herramienta crucial para frenar la obesidad infantil. Con todo, es importante recordar que el proyecto no sólo busca resultados positivos a corto plazo, sino que pretende que estos cambios implementados en etapas formativas se mantengan a lo largo de la vida de los participantes, transmitiendo así estas enseñanzas y hábitos a las futuras generaciones.
Referencias
1. Miguel-Berges ML, Larruy-García A, De Miguel-Etayo P, Jimeno-Martinez A, Torres A, Moreno LA. Weight Status Determines the Impact of a School-Based Nutrition Education Intervention on Lifestyle Behaviors in Children. Children (Basel). 2024 Sep 6;11(9):1093. doi: 10.3390/children11091093. PMID: 39334625; PMCID: PMC11430318.