La emergencia climática ha puesto el foco en distintos comportamientos humanos que amenazan o ponen en riesgo la supervivencia futura del mundo tal cual lo conocemos actualmente. Lo que comes, y cómo se producen los alimentos que ingieres, tiene una trascendental incidencia en tu salud, pero también en la salud del planeta.
Los alimentos que consumimos tienen un efecto directo en nuestra salud, pero también en el medio ambiente; de hecho, se estima que un 34% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de los sistemas alimentarios, y el 71% de las emisiones de CO2 de un producto proviene de la producción de la materia prima. 1
Se propone un cambio urgente en nuestra forma de alimentarnos, que no solo tenga en cuenta criterios nutricionales, sino también el cuidado del planeta. Tal y como concluye un informe de laComisión EAT-Lancet 2, “una dieta rica en alimentos de origen vegetal y con menos alimentos de origen animal confiere una buena salud y beneficios ambientales”. El objetivo es, por lo tanto, fomentar las dietas saludables a partir de sistemas alimentarios sostenibles.
De la necesidad a la oportunidad
Para ello, se aconseja fomentar dietas saludables tanto para el ser humano como para el planeta, lo que la Comisión EAT-Lancet ha denominado como dietas planetarias. Se trata de un patrón alimentario flexible, que recomienda diferentes niveles de ingesta de varios grupos de alimentos cuya presencia se puede adaptar a las características locales, tradiciones culinarias y preferencias personales de cada geografía. 2
Las evidencias confirman que este patrón alimentario aporta importantes ventajas para la salud humana. Por un lado, se ha demostrado que rebajar el consumo de carnes rojas y aumentar el consumo de productos vegetales provoca menos sobrepeso y obesidad, reduciendo entre un 19% y un 22% la mortalidad prematura. 3,4 Además, las dietas ricas en productos vegetales aportan suficientes nutrientes, siendo sanas y efectivas en todas las etapas de la vida 5; se trata, en definitiva, de dietas nutricionalmente equilibradas. 6
Pero también estas dietas aportan importantes contribuciones a la salud del planeta: disminuyen hasta en un 54% las emisiones de CO2 en los países desarrollados, reducen la utilización de terreno en casi 1/3 y se podría llegar a consumir hasta un 10% menos de recursos hídricos. 3,4
Objetivo ambicioso, pero «asequible»
Su implantación entre la población es sencilla. Según la Organización Mundial de la Salud 7, las reducciones graduales de la ingesta de productos de origen animal son más fáciles de seguir por la población que aquellas dietas que excluyen totalmente algunas categorías de alimentos. Así, a diferencia de otras dietas más restrictivas, las dietas flexitarianas, que combinan lo mejor de la proteína animal y vegetal, son más inclusivas y eficientes.
Además, esta dieta flexitariana se asemeja, en gran medida, a las tradiciones alimentarias más arraigadas en España, basadas en la dieta mediterránea, con una mayor base de cereales, frutas, verduras y legumbres, y un porcentaje menor de carne roja, pero que, además, busca reducir el impacto sobre el planeta a través de una alimentación más sostenible. Todo ello facilita su aceptación por parte de la población española.
La apuesta por «lo vegetal»
Las alternativas vegetales están adquiriendo cada vez más peso en las dietas del consumidor. Ya hay un 41%de los españoles que siguen un patrón de dieta flexitariano. 8 En nuestro país, 6 de cada 10 personas consumen alternativas vegetales a los lácteos; y de estos, el 98% los combina con lácteos tradicionales. 9
Países como Estados Unidos, Canadá, Suecia o Reino Unido han ido incorporando alternativas vegetales a alimentos de origen animal en sus pirámides alimentarias, como forma más sostenible de garantizar una alimentación saludable y cumpliendo criterios medioambientales. En España, expertos de reconocido prestigio ya han subrayado (en el marco del encuentro ‘Alimentación S.O.S.tenible’ organizado por el movimiento Alimentando el Cambio en impulsado por Danone) la necesidad de equiparar las guías alimentarias españolas con la mayoría de los países europeos, mediante la incorporación productos vegetales de base de soja en pirámides alimentarias. Se cuenta ya con ejemplos específicos y regionales que respaldan esta tendencia, como la guía “L’alimentació saludable en la primera infancia”, en Cataluña. 10
El consumo proteico en España es desequilibrado, con abuso de los productos de origen animal, y específicamente de la carne y sus derivados. Se estima que el 90% de los españoles consume proteína por encima de la cantidad diaria recomendada. Desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), se sugiere reducir el número de raciones diarias si se consumen otros alimentos de origen animal. 11 Según indica esta institución, la adherencia generalizada a una dieta saludable que incluya criterios de impacto medioambiental evitaría, solo en España, más de 80.000 muertes anuales y reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero al menos un 70%, con respecto a la dieta promedio actual. 11
En el año 2018, los alimentos que presentaban una huella de consumo más elevada eran las carnes de cerdo, vaca y pollo, representando el 44,5% del total del impacto medioambiental de la alimentación en España. Tan solo el 2,7% del total de los gases de efecto invernadero emitidos por el hombre provenían de la ganadería láctea. 12
En concreto, el yogur es uno de los productos de origen animal con mejor huella de carbono por ración y una de las proteínas de origen animal con menor impacto medioambiental. El yogur de soja, sin azúcar añadido, es igual de nutritivo que el de vaca, con la misma cantidad de proteína y calcio. Es, por lo tanto, una opción aceptable para equilibrar el consumo de proteínas de origen vegetal, siempre que esté fortificado con calcio y vitamina D, reduciendo el impacto ambiental de las dietas sin comprometer la densidad nutricional. 13
BIBLIOGRAFÍA
- Crippa M, et al. Food systems are responsible for a third of global anthropogenic GHG emissions. Nat Food 2, 198–209 (2021). https://doi.org/10.1038/s43016-021-00225-9.
- Willett W, et al. Food in the Anthropocene: the EAT–Lancet Commission on healthy diets from sustainable food systems. February 02, 2019. Volume 393, Issue 10170P447-492.
- Springmann M, et al. Options for keeping the food system within environmental. Nature 2018 Oct; 562(7728):519-525. doi: 10.1038/s41586-018-0594-0.
- Springmann M, et al. Health and nutritional aspects of sustainable diet strategies and their association with environmental impacts: a global modelling analysis with country-level detail. The Lancet Planetary Health, Volume 2, Issue 10, e451 – e461.
- Craig WJ, et al. The Safe and Effective Use of Plant-Based Diets with Guidelines for Health Professionals. Nutrients 2021 Nov 19;13(11):4144. doi: 10.3390/nu13114144.
- Springmann M, et al. The global and regional costs of healthy and sustainable dietary patterns: a modelling study. The Lancet Planetary Health, Volume 5, Issue 11, e797 – e807.
- WHO European Office for the Prevention and Control of Noncommunicable Diseases. Plant-based diets and their impact on health, sustainability and the environment: a review of the evidence. Document number WHO/EURO: 2021.
- Informe MAPA de Consumo Alimentario en España 2021 https://www.mapa.gob.es/es/alimentacion/temas/consumo-tendencias/informe-consumo-alimentario-2021-baja-res_tcm30-624017.pdf
- AECOC Sopperview 2020. El consumidor de alternativas vegetales a los productos lácteos.
- https://scientiasalut.gencat.cat/handle/11351/9237.3.
- AESAN 2022. Informe del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) sobre recomendaciones dietéticas sostenibles y recomendaciones de actividad física para la población española.
- https://www.miteco.gob.es/es/ceneam/recursos/pag-web/informe-sostenibilidad-consumo-espana.html
- https://canalsalut.gencat.cat/ca/vida-saludable/alimentacio/aliments/begudes-vegetals